Aquí pasaba a pie por estas calles, sin empleo ni puesto y sin un peso. Sólo poetas, putas y picados conocieron sus versos. Nunca estuvo en el extranjero. Estuvo preso.
Ahora está muerto. No tiene ningún monumento... Pero recordadle cuando tengáis puentes de concreto, grandes turbinas, tractores, plateados graneros, buenos gobiernos. Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo, en el que un día se escribirán los tratados de comercio, la Constitución, las cartas de amor, y los decretos.
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